27 jul 2009

Conversaciones IV. 27/07/09. "Plastic People".

Más de una vez le habrá pasado a cualquiera, de ver a una persona a la cual se le fué la mano con el bisturí. O se pasó de botox. O la lipoaspiraron de más y terminó en terapia intensiva.
La presente historia tiene matices algo más agradables, no tan "extreme make over".
Mónica tiene 47 años y hace uno se regaló un "pequeño lifting".
Por sugerencia de algun/a persona que lo ha experimentado, por gusto personal o, más que nada por vicio, cualquier tatuado podrá confirmarlo; mutar, modificar, alterar nuestro cuerpo, puede ser un camino de ida.
Nadie sabe muy bien dónde se encuentra el límite entre el retoque y la reforma. A ésta altura, los cirujanos cuentan con catáloogos de narices, de mentones, de pechos, de colas, de caras enteras, etc.
Sin embargo, no es esa la cuestión.
Mónica quiere ahora hacerse una "LIPO".
Probablemente no lo hará nunca, ya que le de dá verguenza mostrarle al cirujano, las partes de su cuerpo que desea vaciar de grasa y remoldear.
Qué curioso, la vez que se hiso el lifting, no tuvo ninguna vergüenza.
Por lo visto, lo que cuesta no es dar la cara, sino mostrar el culo.

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