13 dic 2012

Tomás,el pianista fisura.



Tomás nació en el seno de una familia clase media tradicional producto del amor,o algo parecido, entre su madre Carmen, empleada administrativa, y de su padre Pedro, ex contador, actual artesano  e hincha de Ferro.
Hijos de inmigrantes italianos y españoles, no se sabe bien si anarquistas o fascistas, aunque para el caso era lo mismo porque serían terriblemente pobres hasta entrada la década del 40’, Carmen y Pedro conocían los rigores de crecer en hogares donde nada estaba asegurado. Eso habría cambiado considerablemente cuando ser padres les tocó a ellos. Afortunadamente, podrían darle a Tomás, otro nivel de vida.
A partir de ahora, bien haría el lector en darle play a Sonata No.14 de Beethoveen.
Las mieles del capitalismo. El desarrollo. Clases de fútbol, clases de tenis. Expresión corporal, colegio doble turno, idiomas. Tomás sería ‘M’hijo el dotor’ o futbolista, algo que a fuerza de prestigio o dinero, sacara a la familia del anonimato y la miseria de ser del montón. Clase media.
 El orgullo de la familia de inmigrantes que supo construír desde la nada, una vida nueva, más próspera, conseguiría gracias a su talento, el que fuera, sacar a todos del anonimato y la mediocridad de vivir de su propio sustento.
 El abuelo Atilio, que hablaba su dialecto y algo de español, estaría orgulloso, brindaría con Ginebra y luego de la siesta, prepararía con hierbas, sobre las brasas; un conejo criado especialmente para la ocasión.
 La abuela Nuncia habría preparado postres durante 3 días la tarde en que Tomás, Tomasito, Tomatino como le decía ella, traería un diploma a la casa. O un contrato con un club de fútbol. O un amigo. O una novia. O un boleto ganador de la Quiniela.
Algo que no fueran suplementos de ‘Aprenda Piano con Manolo’, una publicación gallega de clases de piano que se vendía en forma de revistilla semanal y que Tomás, sin haber tenido cerca y habiendo visto apenas 4 veces en su vida un pian;, compraba religiosamente. Durante 17 años.
17 años estuvo Tomás comprando ‘Aprenda Piano con Manolo’.Eescuchaba Radio Clásica todo el día. Jamás aprendió a cantar ni a tocar un solo instrumento. Pero Tomás sería un pianista maravilloso. Poco convencional. Un marginal, con un talento excepcional.
Tomás pidió a los pocos presentes en la mañana de su cumpleaños número 17, en su mayoría familiares, que le regalaran un piano para el año entrante.
Al año siguiente, le reglaron un órgano a baterías. Inmediatamente, Tomás agarró el teclado y salió de la casa.
Desde entonces, Tomás interpreta las más maravillosas óperas clásicas.
No verás a Tomás tocando de smoking en un escenario recién lustrado, no tocará entre el aroma a perfume, ni entre telones de terciopelo, Tomás interpreta lo que ha leído durante toda su vida con habilidad prodigiosa. Lo hace en la calle, en las estaciones, terminales, paradores, peñas, rutas, plazas, y todo lugar donde haya oídos que no estén condicionados al precio de una entrada.

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