2 paquetes de San Vivente. 1 kilogramo de pasta, de fideos al huevo que se convirtieron en una aventura más. Mientras pago los $13,50 correspondientes, la oriental de turno me pregunta si no tengo "treinta chentávo". No contaba con moneda alguna. Me retiro y me prendo un cigarrillo.
Un precario cartel pegado en un poste de luz que dice"DVD´s a Domicilio" y otro que estaba arrancado por la mitad; "Escuela de Artes Marciales", llamaron mi atención. Al darme vuelta veo venir al trote a un señor morrudo, no muy alto, vestido de blanco.
Tenía como una bata pero de tela más gruesa.
Pensé que era yudoka o karateka.
Sus pantalones negros y bombachos me confundieron, no logré identificarlo.
Emprendí la vuelta mientras escuchaba de fondo al misterioso personaje, implorarle a la señorita coreanoa, algo apresurado, que necesitaba hielo.
La mujer, tal vez acostumbrada a ésto, se puso de pie inmediatamente.
Seguí caminando lentamente hacia mi casa y pasé por la puerta de una casa que estaba abierta y se colaba la luz artificial hacia la oscura vereda.
"Escuela de Artes Marciales "Kimi-Do. Escuela de Aikido, Karate-Do y Tae Kwon-Do".
Se ve que alguno cobró feo.
Ahora va a tener más tiempo para dejarse llevar por el otro cartel que había en el poste.
1 comentario:
saque dos conclusiones: tu barrio tiene es muy completo -escuela de karate, china económica, postes de luz con servicios todo en la misma cuadra- y los karatekas van a alquilar Kung Fu Panda, de una.
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